Levantarse una mañana y darte cuenta que te has convertido
en Bridget Jones no tiene precio. (lo de no tienen precio como está de moda lo
aplico)
El día se presenta complicado y no es que yo sea pesimista
ni mucho menos noooooo, no tiene nada que ver con eso. Empiezas oyendo un ruido
ensordecedor tal como locomotora pisoteando tu cerebro y hasta que no deduces
que es el puto despertador que suena encima de la mesita de noche no respiras
adecuadamente, si he dicho puto…Continúas la tremenda hazaña de salir de
la cama y encontrar el camino de la ducha, lo cual no es tarea fácil en el
estado en que me encuentro. Por fin consigo despejar esa bruma que me nubla el
pensamiento, gracias principalmente a que mi cerebro no distingue derecha de
izquierda o rojo y azul como queráis llamarlo y fui al azul….agua
congelada encima de mi cabeza…genial para un despertar soberano. Consigo
vestirme sin muchos problemas y empiezo la rutina del maquillaje, básicamente para
no parecer una zombi cuando baje al despacho. Sombra en los ojos, perdon…pegote
de sombra en los ojos, rimmel, maquillaje, cajita de polvos dentro del agua del
lavabo, lentillas intercambiadas, vamos un poema y me digo “Rosita hija
milagros a Lourdes”…Consigo salir de casa sin accidentarme…cosa
increíble por que aún me parece mentira y digo nada esto un café de Luis
(cafetería que “gracias Dios mío” tengo justo debajo de casa) me arregla
el día. Y con esa idea en la cabeza, después de mi fabuloso café, que por
cierto os recomiendo por que es de los mejores que he tomado nunca (hay que
potenciar los negocios) entro en mi oficina, que también “gracias Dios
mio” está justo al lado de la fabulosa cafetería…por que si tengo
que coger el coche fijo que me estrello..me doy cuenta que no, no se me arregla
el día, justo acaba de empezar mi pesadilla….
Mañana mas…
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