lunes, 12 de mayo de 2014

La luna

Miro la luna desde mi ventana cada noche, esperando quizás que un rayo de luz ilumine la oscuridad que siempre contemplo, pero el camino siempre es negro. Las estrellas laten luminosas como pálpitos de corazones solitarios. Una lágrima cae por mi mejilla dejando un surco de dolor y tristeza. Oigo el sonido de un murmullo pronunciado quizás en una esquina. El sonido de la noche me calma, me acaricia la dulce brisa del silencio. Intento ahuyentar de mi memoria aquellos momentos que acuden de improviso, olvidar recuerdos que quedaron ya lejanos y que a veces me asemejan fantasías. Espero tranquila que llegue el nuevo día, que me inunde de esperanza y que me traiga la alegría, una alegría que estoy segura algún día dejará de ser fingida.